En este día recordamos cuando Jesús muere en la cruz para salvarnos del pecado y darnos la vida eterna. Hoy se lee la pasión de Cristo en la liturgia de la Adoración de la Cruz. Este día no se celebra la Santa Misa.
En las Iglesias, las imágenes se cubren con una tela morada al igual que el crucifijo y el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está.
El color morado en la liturgia de la Iglesia significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo.
Este día manda la Iglesia guardar el ayuno y la asbtienencia.
Se acostumbra rezar el Viacrucis y meditar en las Sietes Palabras de Jesús en la cruz.
Se participa en la Liturgia de la Adoración a la Cruz con mucho amor, respeto y devoción.
Se trata de acompañar a Jesús en su sufrimiento.
A las tres de la tarde, recordamos la crucifixión de Jesús rezando el Credo.
VIACRUCIS
Viacrucis o vía crucis: significa «camino de la cruz» y se refiere a las diferentes etapas o momentos vividos por Jesucristo desde el momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y su sepultura. La expresión se usa también comúnmente para expresar todo tipo de dificultades que se presentan en la vida cuando se quieren alcanzar ciertos objetivos.
"Vía Crucis" latín de "Camino de la Cruz" . También conocido como "Estaciones de la Cruz" y "Vía Dolorosa". Se trata de un acto de piedad, un camino de oración que busca con la meditación de la pasión y muerte de Jesucristoen su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de catorce (14) imágenes de la Pasión o "Estaciones" correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación basados en los relatos evangélicos y la tradición.
PRIMERA ESTACIÓN: JESUS ES CONDENADO A MUERTE.
Por la envidia de los fariseos y la debilidad de Pilato, Jesús fue juzgado injustamente y condenado a muerte. Porque yo también te he juzgado y condenado en mis hermanos o he dejado, con mi silencio, que otros lo hagan...
SEGUNDA ESTACIÓN: JESUS CARGA CON LA CRUZ.
Simplemente se la echaron encima sin ninguna consideración, y Él no la rechazó. Por la veces que yo he dejado caer la cruz de mis obligaciones diarias y he renegado de la de mis penas y enfermedades...
TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.
No es fácil llevar la cruz. Muchas veces cae uno vencido bajo su peso. Por las ocasiones en que he tardado tanto en levantarme y por todos mis hermanos que ya no se han levantado...
CUARTA ESTACIÓN: JESUS SE ENCUENTRA CON SU MADRE.
Hay muchas ocasiones en que lo único que se puede hacer por otro es acompañarlo en su viacrucis. Por las veces en que he dejado a tantos enfermos y ancianos solos en ese penoso camino.
QUINTA ESTACIÓN: SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS.
No quería, claro que no; era como muchos de nosotros que no queremos ayudar. Por haber dejado solos con sus cruces de hambre, de desnudez, de abandono a tantos hermanos, cuando podía haberlos ayudado a llevarla...
SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.
Aquella mujer supo descubrir el rostro de Cristo bajo aquella capa de sudor, polvo y salivazos. Por no haberte descubierto en tantos rostros sudorosos de obreros y campesinos y no haberte enjuagado tantas lágrimas...
SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.
¿Fue un tropezón con una piedra esta vez o un empujón?No lo sabemos. Por las veces que con nuestro ejemplo hemos hecho que los demás tropiecen y por las veces, quizás, que deliberadamente los hemos empujado...
OCTAVA ESTACIÓN. JESÚS HABLA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN.
En medio de su propio dolor, Cristo no deja de preocuparse por la pena de aquellas mujeres. Por las veces en que mis problemas me han hecho olvidarme de los sufrimiento de los que me rodean.
NOVENA ESTACIÓN JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.
Y por tercera vez hace un esfuerzo supremo y se levanta. Por esas ocasiones en las que, ante las dificultades, no he perseverado en la obra emprendida en favor de los demás.
DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.
Antes de ponerlo en la cruz lo despojaron de sus vestiduras. Por las veces en que yo he despojado a los otros de su fama, de sus bienes, de sus derechos, de su inocencia, de sus ilusiones...
DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.
Y desde la cruz pidió a su Padre que nos perdonara. Por tantas perdones que yo he negado, por tantas represalias y venganzas que he tomado...
DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ.
No hay amor mayor que dar la vida por los amigos. Por la facilidad con que me olvido de lo que me quisiste y de lo que me quieres y de lo que te costaron mis pecados...
DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ.
Y su cuerpo es puesto en brazos de su madre. Por ese tierno Niño qu tú nos diste una Nochebuena y que una mala tarde te devolvimos muerto por nuestros pecados...
DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES SEPULTADO.
Aquel que los judíos esperaban que fuera el libertador de Israel ha sido sepultado. Por las veces en que he olvidado, como los discípulos de Emaus, que es necesario pasar todas estas cosas para entrar en la gloria...
DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN: Y AL TERCER DÍA RESUCITÓ.
Esta estación no está en el viacrucis tradicional, per es la esencial. Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe. Por las veces en que olvido que si no muero con Cristo, no podré resucitar con Él...
ORACIÓN FINAL.
Señor mío Jesucristo, que con tu pasión y muerte diste vida al mundo, libranos de todas nuestras culpas y de todo mal, concédenos vivir apegados a tus mandamientos y jamás permitas que nos separemos de ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén
CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR.
Esta celebración consta de tres partes:
1.- Liturgia de la Palabra. Las lecturas de la Pasión nos presentan a Jesús que padece, pero que en realidad, Él es el Hijo de Dios que triunfa desde la Cruz. La oración universal de los fieles será nuestra respuesta en esta Palabra.
2.- Adoración de la Cruz. Es el reconocimiento y nuestro compartir con el Señor el camino de la Cruz.
HIMNO A LA CRUZ.
Canta, oh, lengua jubilosa.
el combate singular
en que el Salvador del mundo,
inmolado en una cruz,
con su sangre redentora
a los hombres rescató.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Cuando Adán, movido a engaño,
comió el fruto del Edén,
el Creador, compadecido,
desde entonces decretó
que un árbol nos devolviera
lo que un árbol nos quitó.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Quiso, con sus propias armas,
vencer Dios al seductor,
la sabiduría a la astucia
fiero duelo le aceptó,
para hacer surgir la vida
donde la muerte brotó.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Cuando el tiempo hubo llegado
el Eterno nos envió
a Su Hijo desde el cielo,
Dios Eterno como Él,
que en el seno de una Virgen
carne humana revistió.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Hecho un niño está llorando
de un pesebre en la estrechez.
En Belén, la Virgen Madre
en pañales lo envolvió.
He allí al Dios potente,
pobre, débil, párvulo.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Cuando el cuerpo del Dios-Hombre
alcanzó su plenitud
al tormento, libremente
cual cordero, se entregó
pues a ello vino al mundo
a morir en una cruz.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Ya se enfrenta a las injurias,
a los golpes y al rencor,
ya la sangre está brotando
de la fuente de salud.
En qué río tan divino
se ha lavado la creación.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Árbol excelso, cruz excelsa,
tu dureza ablanda ya,
que tus ramas se dobleguen
al morir el Redentor
y en tu tronco, suavizado,
lo sostengas con piedad.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Feliz puerto, preparaste
para el mundo náufrago
y el rescate presentaste
para nuestra Redención.
Pues la sangre del Cordero
en tus brazos se ofrendó.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Elevemos jubilosos
a la augusta Trinidad
nuestra gratitud inmensa
por su amor y redención
al Eterno Padre, al Hijo
y al Espíritu de Amor.
el combate singular
en que el Salvador del mundo,
inmolado en una cruz,
con su sangre redentora
a los hombres rescató.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Cuando Adán, movido a engaño,
comió el fruto del Edén,
el Creador, compadecido,
desde entonces decretó
que un árbol nos devolviera
lo que un árbol nos quitó.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Quiso, con sus propias armas,
vencer Dios al seductor,
la sabiduría a la astucia
fiero duelo le aceptó,
para hacer surgir la vida
donde la muerte brotó.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Cuando el tiempo hubo llegado
el Eterno nos envió
a Su Hijo desde el cielo,
Dios Eterno como Él,
que en el seno de una Virgen
carne humana revistió.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Hecho un niño está llorando
de un pesebre en la estrechez.
En Belén, la Virgen Madre
en pañales lo envolvió.
He allí al Dios potente,
pobre, débil, párvulo.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Cuando el cuerpo del Dios-Hombre
alcanzó su plenitud
al tormento, libremente
cual cordero, se entregó
pues a ello vino al mundo
a morir en una cruz.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Ya se enfrenta a las injurias,
a los golpes y al rencor,
ya la sangre está brotando
de la fuente de salud.
En qué río tan divino
se ha lavado la creación.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Árbol excelso, cruz excelsa,
tu dureza ablanda ya,
que tus ramas se dobleguen
al morir el Redentor
y en tu tronco, suavizado,
lo sostengas con piedad.
Dulce leño, dulces clavos,
dulce el fruto que nos dió.
Feliz puerto, preparaste
para el mundo náufrago
y el rescate presentaste
para nuestra Redención.
Pues la sangre del Cordero
en tus brazos se ofrendó.
Cruz amable y redentora
árbol noble, espléndido.
ningún árbol fue tan rico,
ni en sus frutos ni en su flor.
Elevemos jubilosos
a la augusta Trinidad
nuestra gratitud inmensa
por su amor y redención
al Eterno Padre, al Hijo
y al Espíritu de Amor.
3.- Sagrada Comunión. Es compartir la Cena Pascual que nos fortalece en nuestro camino a la vida eterna.
Se conoce como Las Siete Palabras a las siete frases que Jesús pronunció en la cruz, recogidas por los evangelistas.
Los dos primeros evangelios, Mateo y Marcos, mencionan solamente una, la cuarta. Lucas relata tres, la primera, segunda y séptima. Juan recoge las tres restantes, la tercera, quinta y sexta. Con certeza absoluta no puede determinarse el orden con que las pronunció Jesús.
Las Siete Palabras suelen enumerarse del siguiente modo:
Primera Palabra
«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lucas 23,34).
Constituye esta palabra la postura culmen de la doctrina evangélica sobre el amor; y pronto fue practicada por los cristianos, como en el caso de Esteban (Hechos 7,60). Esta palabra falta en algunos códices. El motivo que ocasionó la supresión parece ser la intención de los copistas de subrayar de este modo la responsabilidad de los judíos. Sin embargo, la admiten todas las ediciones críticas. Es coherente con la doctrina de Cristo sobre el amor a los enemigos (Mateo 5,44), con la oración del Padrenuestro (Mateo 6,9-13) y con su propia conducta durante la pasión (Mateo 24,48.51)....
Segunda Palabra
«De cierto te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas:23,23-43).
Es la respuesta de Cristo a la súplica "acuérdate de mí, cuando vengas en tu reino" del ladrón arrepentido.
Este ladrón que evidentemente puso su confianza en Jesús, a pesar de ver en Cristo una imagen deteriorada por el maltrato, las heridas y la sangre coagulada en todo el cuerpo, dándole una imagen grotesca más que una imagen de alguien en quien confiar, mucho menos Jesús tenía una imagen de poder, divinidad o realeza, y sin embargo el pudo distinguir en medio de esos elementos, al Rey, al Salvador ya resucitado. La respuesta de Jesús es pronta, le dice al ladrón que confié, que cuando El vuelva por segunda vez lo llevara al paraíso, es la muestra de amor, donde no se hace reclamo alguno de su vida pasada, es la aceptación total con toda su in integridad de la persona, porque Dios te ama como eres con todos tus defectos y cualidades, solo espera la acción de buen ladrón, de poner su confianza en el señor (con arrepentido).
Tercera Palabra
«Mujer, ahí tienes a tu hijo», y al discípulo: «Juan, ahí tienes a tu madre» (Juan 19,26 s.).
Una primera interpretación ve este pasaje en sentido ético o social: Cristo entregó el cuidado de su madre al discípulo amado, cumpliendo un elemental deber filial. Pero desde la más remota antigüedad, tal vez ya Orígenes y ciertamente en el s. XV Dionisio el Cartujano, se ve en san Juan, hijo adoptivo de María, al representante de todos los que por la gracia habrían de ser hermanos de Cristo. El sentir católico ve expresada en la frase la maternidad espiritual de María. El magisterio de la Iglesia, sobre todo desde León XIII, es constante en este sentido.
Cuarta Palabra
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46; jn 15,34).
Es una oración tomada del salmo 22, que probablemente recitó completo y en arameo (Eli Eli lama sabachthani), lo cual explica la confusión de los presentes que creyeron ver en esta súplica una llamada de auxilio a Elías. Esto es un acto de profunda soledad y sentido de alejamiento de su Padre Esta palabra pronunciada por el Dios crucificado es, mas que un reproche hacia Dios, la oración del justo que sufre y espera en Dios; Jesús, en lugar de desesperar y olvidarse de Dios, clama al Padre pues confía en que Él lo escucha, pero Dios no responde, porque ha identificado a su hijo con el pecado por amor a nosotros, y este debe morir, Jesús, colgado en la cruz, es rechazado ahora por el cielo y por la tierra, porque el pecado no tiene lugar. Cuantas veces en nuestras vidas hemos sentido el abandono de Dios. ¿Por qué a mi? ¿Por qué ahora? ¿Qué hice Señor? Preguntas y preguntas como la de Cristo que encuentran como respuesta el silencio de Dios. Por lo general, es la mejor respuesta que nos puede dar, pero no lo entenderemos hasta que sepamos que del silencio brota la resurrección.
Quinta Palabra
«Tengo sed» (Jn 19,28).
Es la expresión de un ansia de Cristo en la cruz. Se trata, en primer término, de la sed fisiológica, uno de los mayores tormentos de los crucificados. La palabra está tomada de los salmos 69:21 y 21,16. Se interpreta en sentido alegórico: la sed espiritual de Cristo de consumar la redención para la salvación de todos. Cuadra con la estructura del cuarto evangelio, y nos evoca la sed espiritual que Cristo experimentó junto al pozo de la Samaritana (lo 4,7).
Sexta Palabra
«Todo está consumado» (Juan 19,30).
Se puede interpretar como la proclamación en boca de Cristo del cumplimiento perfecto de la Sagrada Escritura en su persona. Esta palabra pone de manifiesto que Jesús era consciente de que había cumplido hasta el último detalle su misión redentora. Es el broche de oro que corona el programa de su vida: cumplir la Escritura haciendo siempre la voluntad del Padre.(Mt 5,17 Ss.; 7, 24 Ss.; Lev 22,42; lo 4,34).
Séptima Palabra
«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, mi alma y mi cuerpo» (Lucas 23,46).
Esta palabra expresa la oblación de la propia vida, que Jesús pone a disposición del Padre. Invoca el salmo 30,6, en que el justo atormentado confía su vida al Dios bondadoso y fiel. En Cristo todo se había cumplido, sólo quedaba morir, lo que acepta con agrado y libertad (lo 10,18). Esteban, uno de los mártires cristianos, imitó a Cristo en la primera palabra, lo hizo también en esta última, encomendando su espíritu en el Señor Jesús (Hechos 7,59).
MARCHA DEL SILENCIO Y ROSARIO DE PÉSAME.
En algunos pueblos es primero la Marcha del Silencio y luego el Rosario de pésame, en otros es primero el Rosario y se continua con la Marcha, pero la finalidad es acompañar a María en su dolor de perder a su hijo clavado en una cruz. Al mismo tiempo estamos confiados que Jesús resucitará como lo dijo y que su muerte no sera en vano pues nos salvará de la muerte.
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